El ordenador portátil
Su desarrollo se produjo prácticamente a la par que los ordenadores de escritorio, pero en sus inicios, resultaban enormemente caros y poco asequibles al público. En 1970 ya aparecieron los primeros portátiles pero sus baterías pesaban como ataúdes de plomo y su potencia no andaba muy boyante en cuestiones de cálculo. Al principio tampoco competían con los ordenadores de sobremesa, pero a partir de los años 90, la tecnología permitió encoger el aparato a la vez que aumentaba su potencia (la filosofía básica de la era del microchip). Los precios seguían separando ambos mundos pero la llegada de la crisis hizo caer las diferencias y hoy día puedes adquirir un portátil sin demasiado esfuerzo. Tanto es así, que una gran cantidad de gente dispone tanto de ordenador de sobremesa como de unidad portátil. No son excluyentes (por ahora) aunque la potencia de los más diminutos casi alcanza ya la del monstruo del salón.
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